El primero de mayo de 1886 estalló la huelga en Chicago cuya magnitud no tenía precedentes en el país. Los patronos emplearon rompehuelgas acompañados por la fuerza pública que desató una brutal represión con el saldo de seis huelguistas asesinados y decenas de heridos y detenidos.
Tres días después, como respuesta a esos hechos, los líderes obreros de Chicago convocaron a un mitin en el Haymarket Square. Todo comenzó pacíficamente, pero al final la policía tiroteó a la multitud y una bomba que explotó en esos instantes mató a 8 agentes. Las fuerzas represivas se emplearon a fondo con una masacre. Centenares de militantes proletarios fueron encarcelados y entre ellos se hallaban 8 dirigentes destacados, de ideología anarquista.
Sin pruebas fueron acusados de asesinato y tras un arbitrario proceso judicial, el 11 de noviembre de 1887 fueron ejecutados Albert Parsons, Adolph Fischer, August Spies, George Engels y Oscar Neebe .Otro de los condenados a muerte Louis Ling, se suicidó en la prisión mientras que a Samuel Fielden y Michael Schwab se les conmutó la pena por cadena perpetua.
A las víctimas de este brutal terror se les conoce como los Mártires de Chicago. Dos años más tarde, al conmemorarse el centenario de Revolución Francesa, la Segunda Internacional o Internacional Socialista celebró su congreso constituyente durante el cual se acordó declarar el primero de mayo de 1890 como día de movilización de los obreros en todos los países del mundo por la reducción legal de la jornada de trabajo a 8 horas, proposición formulada en nombre de la Federación Nacional de Sindicatos y de grupos obreros de Francia a instancias del cubano Pablo Lafargue.
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